La medida supone un aumento respecto al 10% actual y pone en peligro uno de los mercados de exportación más importantes para los productores portugueses, que el año pasado vendieron vino a Estados Unidos por valor de 102,1 millones de euros.

La decisión se produce tras el fracaso de las negociaciones entre Bruselas y Washington para alcanzar un acuerdo comercial más favorable antes de la fecha límite. Donald Trump había amenazado inicialmente con aranceles aún más elevados -de hasta el 200%-, pero las discusiones desembocaron en una tasa intermedia que sigue preocupando seriamente al sector vitivinícola europeo.

Impacto significativo

Para Portugal, el impacto es especialmente significativo. Estados Unidos se ha consolidado como el segundo mercado de destino de los vinos portugueses, con un crecimiento del 2% en 2024, solo por detrás de Francia, según datos de ViniPortugal. La región del Duero, cuna del emblemático vino de Oporto, exportó por sí sola casi 36 millones de euros al mercado norteamericano el año pasado.

La tasa del 15% llega en un momento en que el sector vinícola portugués ya atraviesa dificultades, con más de 500 productores de la región del Duero protestando recientemente en Peso da Régua, denunciando la fuerte caída de los precios de la uva, el aumento de los costes de producción y las rescisiones de contratos. La perspectiva de una mayor dificultad de acceso al mercado norteamericano agrava estas preocupaciones.

Según diplomáticos europeos cercanos a las conversaciones, las discusiones sobre los aranceles al vino y las bebidas espirituosas continuarán a lo largo del otoño, tras la finalización de la declaración conjunta sobre el acuerdo comercial marco acordado entre Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

"Mi percepción es que mantendrán el tipo fijo del 15%. Está menos claro en el caso de los licores, donde sé que hay un acuerdo de larga data que debería mantenerse para aranceles cero o de nación más favorecida", dijo a Reuters un alto diplomático involucrado en las negociaciones.

La incertidumbre ya ha llevado a algunos importadores norteamericanos a suspender los pedidos de vinos europeos, lo que ha costado a las empresas europeas unos 100 millones de euros semanales, según estimaciones del Comité Europeo de Empresas Vinícolas(CEEV).

Bernard Arnault, presidente de LVMH y el hombre más rico de Europa, ha presionado directamente a la administración Trump y a la Comisión Europea para conseguir exenciones para el vino y las bebidas espirituosas. LVMH, propietaria de marcas como Moët & Chandon y Hennessy, obtiene casi el 7% de sus ingresos del sector del vino y las bebidas espirituosas en el primer semestre de 2025.

"Alcanzar un acuerdo con EE.UU. es muy importante para Europa. Utilizando mis modestos medios y contactos, espero poder convencer a Europa de que adopte una actitud igualmente constructiva", dijo Arnault a los senadores franceses.

La imposición de los aranceles del 15% marca otro capítulo en la escalada de tensiones comerciales entre Washington y Bruselas, colocando al sector vitivinícola europeo -y al portugués en particular- en una posición vulnerable en uno de sus mercados más valiosos y estratégicos.