En un comunicado, la aerolínea de bajo coste reveló que transportó a 57,9 millones de pasajeros durante el trimestre, lo que supone un aumento del 4%, mientras que la tarifa media subió un 21%, hasta 51 euros. Los costes operativos crecieron un 5%, hasta 3.420 millones de euros, aunque esto se vio parcialmente compensado por la estrategia de cobertura de combustible de la aerolínea, que se ha asegurado el 85% de sus necesidades anuales de combustible a un precio de 76 dólares por barril para el ejercicio que finaliza el 31 de marzo de 2026.
Ryanair también señaló que su buen comportamiento en Semana Santa en abril contribuyó a un aumento del 5% en los ingresos complementarios, que incluyen servicios como el embarque prioritario y la venta de embarques. Estos extras representan ahora casi una cuarta parte de los ingresos totales de la aerolínea.
El consejero delegado del grupo, Michael O'Leary, declaró que, a pesar de los retrasos en la entrega de aviones B737 por parte de Boeing, Ryanair sigue planeando operar 2.600 rutas este verano, incluidas 160 nuevas. Sin embargo, advirtió que el limitado crecimiento de la capacidad de la aerolínea debido a estos retrasos en las entregas beneficiará a "regiones y aeropuertos que están reduciendo las tasas de aviación y fomentando activamente el crecimiento del tráfico."
O'Leary reiteró la previsión de Ryanair de un crecimiento anual del tráfico de pasajeros del 3%, con el objetivo de alcanzar los 206 millones de pasajeros este año fiscal. Sin embargo, advirtió que aún es demasiado pronto para ofrecer una previsión definitiva de beneficios para 2026.
Dicho esto, se mostró optimista: "Esperamos cautelosamente recuperar casi toda la caída del 7% de las tarifas aéreas del año pasado, lo que debería respaldar un crecimiento razonable de los beneficios netos en el ejercicio 2026."
A pesar de las perspectivas positivas, O'Leary advirtió de que los resultados siguen estando "muy expuestos a riesgos externos", como la incertidumbre económica mundial, la escalada de conflictos en Oriente Medio y Ucrania, posibles guerras comerciales, huelgas de controladores aéreos europeos y problemas operativos como mala gestión o escasez de personal.