Celebrada en el Centro de Congresos de Lisboa, la cumbre reunió a una notable mezcla de líderes mundiales del sector inmobiliario, entre ellos promotores, inversores, arquitectos y diseñadores de primer nivel, que contribuyeron a un debate que no solo fue visionario, sino también práctico.

Lo que diferenció a esta cumbre no fue solo la escala de lo que se está planificando en Arabia Saudí en el marco de Visión 2030, sino la claridad con que esos planes se basan en la innovación, la sostenibilidad y el diseño centrado en el ser humano. No es frecuente ver tanta ambición unida a una claridad de objetivos semejante. Y los que tuvimos la suerte de presenciar las presentaciones y los debates de primera mano, tuvimos la sensación de vislumbrar un futuro que ya no es especulativo, sino que está tomando forma.

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Uno de los momentos más impactantes para mí fue el de las presentaciones arquitectónicas. No se trataba sólo de ideas sobre el papel; eran visiones completas como inteligentes, sostenibles y profundamente respetuosas con la cultura y el lugar. Desde complejos turísticos futuristas en el desierto que utilizan el entorno natural para regular el clima, hasta planes maestros urbanos que armonizan el patrimonio con la modernidad, los proyectos revelaron un nivel de excelencia en el diseño que va mucho más allá de la estética. Se trataba de crear ecosistemas y lugares que dieran prioridad al bienestar, la longevidad y la belleza.

Igualmente convincentes fueron las innovaciones en iluminación, calidad del aire y diseño biofílico. Vimos cómo los sistemas de iluminación inteligentes pueden favorecer la claridad mental y el bienestar emocional, cómo el diseño vegetal integrado puede purificar el aire interior de forma natural y cómo estos elementos invisibles, como la luz, el aire y la vegetación, se están convirtiendo en los nuevos cimientos del desarrollo inmobiliario. Se trata de una evolución que sitúa a las personas, y no sólo a las estructuras, en el centro del diseño.

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La Visión 2030 de Arabia Saudí no fue sólo un tema, sino un marco tangible que sustentó todas las sesiones y reuniones. Con una inversión prevista de más de 100.000 millones de dólares en el sector inmobiliario de aquí a 2029, la magnitud de la transformación es enorme, pero lo que resulta aún más impresionante es la filosofía que la inspira. No se trata de una prisa por construir, sino de un esfuerzo deliberado por crear lugares que perduren, inspiren y conecten.

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Me siento especialmente afortunado de poder decir que hace poco tuve la oportunidad de visitar Arabia Saudí en junio. Y puedo confirmar, por experiencia directa, que lo que se mostró y debatió en Lisboa es muy real. Los proyectos están en marcha. El impulso es innegable. Lo que antes parecía una visión ambiciosa es ahora un mundo en movimiento, que se construye con precisión, cuidado y audaz imaginación. Es realmente un lugar de oportunidades para cualquiera que desee invertir o contribuir a algo de valor duradero.

Más que un simple evento empresarial, la cumbre de Lisboa fue una plataforma para un diálogo significativo, nuevas asociaciones y propósitos compartidos. Nos demostró que el futuro del sector inmobiliario no es sólo global, sino profundamente humano. Y que Arabia Saudí no sólo abre sus puertas, sino que invita al mundo a contribuir a dar forma a algo extraordinario.

Para mí, esta cumbre fue un claro recordatorio: el futuro ya no es una idea. Se está construyendo. Y todos deberíamos prestarle atención.