El último espacio urbano insólito que ha acaparado la atención es Riad, la capital de Arabia Saudí. Situada en el mismo corazón de la península arábiga, la nación se despoja de su controvertida imagen y deja atrás los titulares y las prácticas cuestionables de antaño al abrirse al mundo por primera vez en su larga historia.
Todo forma parte de la visión Saudí 2030: un ambicioso proyecto destinado a redefinir la nación rica en petróleo. Está claro que está dando sus frutos: el reino ya acoge a algunas de las mayores estrellas del deporte mundial, como Cristiano Ronaldo, que fichó por el equipo local Al-Nassr en 2023.
Riad, antaño conocida sobre todo como centro de negocios, ha experimentado un renacimiento cultural y arquitectónico que la convierte en una digna candidata para una escapada de media distancia.
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Aceptar el cambio
A pesar de una reputación muy turbia por su historial de derechos humanos en años pasados, Arabia Saudí está abrazando el cambio y las actitudes se están relajando. Las mujeres saudíes ya pueden conducir y votar en las elecciones, mientras que las occidentales ya no tienen que cubrirse la cabeza (aunque se recomienda llevar un atuendo conservador, con los codos y las rodillas fuera de la vista).
Riad, hogar de una población en rápido crecimiento, que se espera alcance los nueve millones en 2030 (la edad media en Arabia Saudí es de sólo 29 años), es una vasta metrópolis en medio de un polvoriento arenal. Situada en el centro de la nación y convertida hoy en un bullicioso centro de bulevares rectos y rascacielos futuristas, creció desde unos modestos comienzos y tomó forma a partir del interminable desierto que la rodea en todas direcciones.
A mediados del siglo XVII, Riad era poco más que una pequeña aldea después de que las caravanas que cruzaban los desiertos árabes se asentaran en un valle donde había agua y tierras fértiles para la agricultura. A pesar de la rápida modernización, alimentada por la riqueza petrolífera, las raíces históricas del reino son muy celebradas y pueden ser experimentadas por quienes lo visitan hoy en día.
Uno de los mejores lugares para saborearlo -literalmente- es Najd Village (najdvillage.com), un hermoso restaurante que no sólo sirve deliciosos platos locales en un entorno tradicional, sino que también revela un atisbo de la auténtica vida de Najd.
Los comensales se sientan en el suelo sobre acogedoras alfombras y cojines y se dan un festín de sabrosos guisos, paquetes de sambosa con queso frito y grandes raciones familiares de cordero servidas con fragante arroz kabsa. Los aventureros pueden incluso probar la carne de camello. La experiencia se remata con una taza de café tradicional saudí infusionado con cardamomo y un dulce dátil.
Otro lugar para acercarse a la cultura local es Diriyah, un pueblo a las afueras de la ciudad, al noroeste, que se dice que es la cuna de Arabia Saudí.
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Histórico
El distrito histórico de At-Turaif -famoso por su ciudadela de adobe que fue el corazón del primer Estado saudí a mediados del siglo XVII- ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, mientras que la cercana Terraza Bujairi es un complejo de restaurantes y boutiques que incluyen tiendas de moda e interiores de diseñadores saudíes locales.
Desde antiguas casas de adobe hasta relucientes rascacielos, el distrito del centro de Riad ofrece una perspectiva completamente distinta. Al Olaya, el distrito central de negocios de la ciudad, es el mejor lugar para ver la Arabia Saudí del siglo XXI y el punto de vista más espectacular es desde lo alto. Desde el mirador del Sky Bridge (skybridge.sa), a 300 metros de altura en la cima de la Kingdom Tower, la ciudad entera queda al descubierto como una ciudad de juguete.
De vuelta al nivel del suelo y a kilómetros del centro de la ciudad, donde los millones de brillantes luces dan paso a unas pocas docenas de parpadeantes farolillos, el campamento del desierto Dunes and Dates (dunesanddates.com) combina observación de estrellas, paseos en camello, sandboard en las dunas y un delicioso festín árabe.
A la hora de dormir, no faltan opciones, ya que Arabia Saudí está experimentando un boom de nuevos hoteles. Uno de los más encantadores y notables es Bab Samhan (400 £ por noche; marriott.com), en Diriyah, que hace honor al diseño najdi. Aunque está construido al estilo tradicional de ladrillos de barro, no hay nada básico en este lugar. Desde patios sombreados hasta habitaciones con bellos motivos geométricos, el hotel es un ejemplo excepcional de la calidez y hospitalidad saudíes, demostrando una vez más que se trata de un lugar en alza.
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