El Día del Sobregiro de la Tierra, según la organización internacional pionera en sostenibilidad "Huella Ecológica", la "Global Footprint Network", es la fecha en la que la demanda de naturaleza por parte de la humanidad supera la capacidad de la Tierra para reponerla a lo largo del año.
La organización calcula que la Tierra agotará su suministro de naturaleza este año el jueves, y los humanos ya están usando sus "tarjetas de crédito".
Este rebasamiento se produce porque, según explica la Global Footprint Network en un comunicado, las personas emiten más dióxido de carbono (CO2) del que la biosfera puede absorber, utilizan más agua dulce de la que puede reponerse, talan más árboles de los que pueden volver a crecer y pescan más rápido de lo que las poblaciones de peces pueden reponerse, entre otros factores.
El uso excesivo más allá de lo que la naturaleza puede reponer "agota inevitablemente el capital natural de la Tierra" y compromete la seguridad de los recursos a largo plazo, "especialmente para aquellos que ya tienen dificultades para acceder a los recursos que necesitan para funcionar", advierte.
Aunque el día de rebasamiento de este año es el más temprano del que se tiene constancia, la Global Footprint Network afirma que se ha mantenido estable en los últimos 15 años, produciéndose en torno a los siete primeros meses del año.
A pesar de la tendencia al estancamiento, la asociación ecologista portuguesa Zero también señala en un comunicado que, incluso sin grandes variaciones en el día de la sobrecarga, la presión sobre el planeta sigue aumentando debido a la acumulación de daños.
La humanidad, subraya Zero, debe "acelerar el ritmo y promover los cambios necesarios" para reducir el impacto que sus actividades y necesidades tienen sobre la capacidad de carga del planeta.
Y Zero da ejemplos: si la mitad del mundo aplicara un "Nuevo Pacto Verde" con el nivel de ambición de la Unión Europea (UE), la sobrecarga de carbono podría aplazarse 42 días en los próximos 10 años.
Si se aplicara un impuesto sobre el carbono de unos 100 dólares por tonelada, el aplazamiento sería de 63 días. Y si los seres humanos comieran la mitad de la carne que comen actualmente, la "tarjeta de crédito" activada ahora sólo se utilizaría en 17 días.
La Global Footprint Network advierte de que el exceso de emisiones de CO2 no sólo provoca la pérdida de biodiversidad o el agotamiento de los recursos, sino que también estanca la economía, aumenta la inflación, la inseguridad alimentaria y energética, las crisis sanitarias y los conflictos. Y quienes no se preparen, ya sean ciudades o países, se enfrentarán a mayores riesgos, advierte la organización.
La sobrecarga es también un fallo del mercado, una amenaza para los consumidores excesivos de recursos, y si no se controla, la sobrecarga del planeta acabará en catástrofe, advierte.
Zero también afirma que la tendencia a anticipar "el uso de tarjetas de crédito medioambientales es una amenaza para el bienestar de las generaciones presentes y futuras".
Cero defiende como solución la promoción de una economía del bienestar, en la que la prosperidad se defina no sólo por el crecimiento del PIB, sino por la salud ecológica, la equidad social y el bienestar humano, en una lógica de reorientación de los sistemas de producción y consumo para respetar los límites planetarios, garantizando al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades básicas y la calidad de vida de todas las personas.
La asociación afirma que este enfoque implica una ley que garantice que los derechos de las generaciones futuras y la defensa de la justicia intergeneracional sean parte integrante del proceso de toma de decisiones. Añade que varios países están trabajando en esta dirección y que, en Portugal, las asociaciones Zero, Oikos y Último Recurso también están preparando una propuesta legislativa con este objetivo.
Cada año, la Global Footprint Network anuncia el Día del Sobregiro de la Tierra en el Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio.
El sitio web de la organización también ofrece cálculos por países, según los cuales Portugal agotó sus recursos disponibles ya el 5 de mayo. Si todos los habitantes del planeta consumieran tanto como los portugueses, se necesitarían casi tres planetas.