En el debate sobre la ley de nacionalidad en el Parlamento, el ministro explicó que "el año pasado, las solicitudes de naturalización de extranjeros basadas en la residencia se quintuplicaron respecto a 2015 y se triplicaron respecto a 2021".
"Actualmente tenemos 512.000 solicitudes de nacionalidad pendientes, de las cuales solo el 15% son de nacionalidad portuguesa y todos ellos nacieron en el extranjero", dijo el ministro, en su discurso de presentación del proyecto de ley del Gobierno.
"No se puede facilitar el acceso y la titularidad de la ciudadanía portuguesa, no se puede mercantilizar", porque "la nacionalidad no puede ser una transacción o una transición, para obtener un pasaporte y luego trasladarse a otros países europeos", afirmó el ministro.
En los últimos años, consideró, "la conexión exigida con la comunidad nacional se ha debilitado y esto ha tenido consecuencias, el número de solicitudes de nacionalidad se ha disparado, pero no las de hijos de padres portugueses".
"En 2015 se recibieron 194.000 solicitudes de nacionalidad, casi todas de hijos de padres portugueses. Pero en 2022, se recibieron 362.000 solicitudes, de las cuales solo 160.000 eran de hijos de padres portugueses", ejemplificó.
Desde 2015, "las solicitudes de nacionalidad han aumentado significativamente, especialmente a través de la naturalización".
"Este aumento sería mucho mayor si no endureciéramos ahora las normas de nacionalidad, dado que en los últimos siete años el número de extranjeros residentes se ha cuadruplicado, aumentando en un millón. Naturalmente, el número de candidatos potenciales aumentaría mucho más si no endureciéramos las normas", dijo el Ministro de la Presidencia. Y "todo esto ocurriría sin garantizar la integración y la conexión emocional", añadió.
El objetivo de la ley de nacionalidad es "corregir los recientes errores de la izquierda", que, para el Gobierno, ha facilitado el acceso a la nacionalidad portuguesa, lo que "presupone una sólida conexión con nuestra comunidad política."
"Ser ciudadano es un título de pertenencia al pueblo portugués" e implica una "serie de derechos y deberes, entre ellos el derecho a votar y ser elegido" y a "participar en el autogobierno de nuestro país". Dijo que había un "régimen de nacionalidad facilitador que creaba un efecto llamada que debía corregirse".